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miércoles, junio 17, 2009

Sorpresas nada sorprendentes

Avión a Inglaterra. Mi asiento de pasillo lo ocupa un caballero, mejicano por el acento, al que desalojo educadamente antes de devolverle su "rellenita" cartera, olvidada por las prisas. Doy las buenas tardes a la chica sentada en ventanilla. Me las devuelve con una sonrisa, entre amable y sorprendida por mi gesto.

La espío de reojo agazapado en mis Rayban. Pelo corto rubio, con mechas. Rostro bonito, agradable sin abrumar por "guapa". Piel de natural bronceada. Ojos muy grandes y oscuros que miran al exterior. Le calculo treinta y pocos, y me recuerda vagamente fotos de adolescencia de mi madre. Unos pendientes y un colgante de plata son sus únicos adornos. Camiseta azul de tirantes, y pantalones marino que al principio me parecen sastre, pero descubro más tarde que son deportivos, Adidas por las tres bandas blancas.

Su escote es muy bonito: Es extraño, pero no me decido por decir si está solo un par de kilos por encima de su “peso ideal”, o directamente su complexión es fuerte por deportiva. La cuestión es que su pecho, bien proporcionado para el 1,60 aproximado que calculo, sube y baja armónicamente, dorado por la luz de la tarde…

Tras dar cabezadas, comenzar a leer el “ladrillo” que supone la edición de bolsillo de Los Pilares de la Tierra, comprada probablemente en el aeropuerto, y devorar medio bocadillo de jamón, saca de debajo de sus piernas bolsa, chaqueta, etc. y las deposita en el asiento libre entre ambos. Estoy tentado de comentar si necesita ir al lavabo, pero me abstengo.

Faltan unos diez minutos para llegar. No hemos cruzado más palabras desde el saludo. La sobrecargo anuncia algo por megafonía, en inglés: Estaremos aún veinte minutos dando vueltas sobre Londres por “congestión en el tráfico aéreo” (el tráfico aéreo también se congestiona, sí, aunque ni moquea ni tose). Tras preguntarme qué han dicho, y mostrarse contrariada por mi explicación, llama a la primera azafata que pasa, y en un inglés correcto pero que se ve utiliza poco, explica que tiene apenas dos horas para alcanzar su conexión. La azafata inglesa, de pie en el pasillo y conmigo entre ambas, se explica lo justo (poco puede decirnos…), y como conclusión sólo comenta que se va a informar de cómo anda su siguiente vuelo, y que al aterrizar puede ponerla la primera para desembarcar…

Ella intenta explicarle que no, que tendrá que recoger aún su equipaje, y que además será la última en desembarcar, seguro, porque… ¡va en silla de ruedas! Así que o la "cuelan en brazos, o a ver".

Un accidente… Jugadora de baloncesto, en un equipo de chicos. Vuela a Sidney para jugar allí una liga de dos meses. Es de La Unión, Murcia, pero vive en Sevilla. Viaja mucho por el deporte (hace dos días estaba en Italia), y por placer, claro. Además de su silla, carga con otra de juego…

Aquí la tienen: http://www.cdonceandalucia.com/02e32c99bb0d6a11c/plantilla/02e32c9b2311d4d04/index.html

Extraordinaria normalidad. Sorpresas que no me resultan sorprendentes. Intentaré seguir más la liga en silla de ruedas. Y luego hay quien pone pegas para moverse…

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